La Perla de D. Víctor

HABITACIÓN 507


Al arquitecto pamplonés Víctor Eusa le llovían los contratos. Tenían un estilo muy personal, de trazos rectilíneos e imperiales, de ángeles trompeteros y de faroles barrocos. Su huella en aquellos principios de los años treinta estaba repartida por toda la ciudad, ¡y lo que le quedaba todavía!.
Triunfó bajo el gobierno republicano, se encumbró durante los años de Franco, y la democracia trajo la protección legal de toda su obra como arquitecto. Era bueno.

A Víctor Eusa quisieron los propietarios del Hotel La Perla encomendarle la reforma de su fachada, y también de su interior.



Se imponía ordenar la fachada. Donde había cuatro pisos rematados con un lavadero construido sobre cubierta, había que convertirlo en cinco pisos con un lavadero sobre ellos; donde había unos bajos llenos de pequeñas bajeras había que hacer un comedor señorial; y cambiar la recepción, y algunas habitaciones, y... Y a ello se puso don Víctor, creando un hotel inconfundiblemente suyo, con una fachada que se prolonga hacia el cielo en una de sus esquinas con una veleta muy personal. Era el año 1933.


En ese quinto piso, de nueva hechura y diseñado por él, tiene Víctor Eusa una habitación dedicada, como no podía ser de otra manera. Decorando la estancia se puede ver la mesa de trabajo sobre la que él diseño los planos de aquella reforma. Es agradecido reconocimiento.