Tampoco hay que olvidar que las ganaderías más antiguas que se
conocen son también navarras.
En un principio podríamos decir que la celebración de corridas de toros
es uno de los denominadores comunes de todas las fiestas de San Fermín. En
los últimos siglos la única excepción la encontramos en el año 1829, año en el
que se suspendieron a causa del luto por la muerte de la reina.
Actualmente las corridas de toros son un acto multitudinario en el que, a
las 18’30 horas, durante todos los días de las fiestas, el hombre y el toro miden
en el ruedo su valor y su bravura.
ENCIERRO
Siempre que hay una corrida de toros uno de los
requisitos previos es el de trasladar las reses que se han de lidiar, desde los
corrales –o desde los pastos- en los que están recogidas hasta los corrales de
la plaza de toros. Esta acción de llevarlas a encerrar en los corrales de la plaza
es lo que se conoce como “encierro”.
Para evitar riesgos, los “encierros” de los toros se hacían de madrugada,
y, en el caso de Pamplona, estos iban acompañados de una serie de
prohibiciones entre las que estaba la de estar en el recorrido durante el
desarrollo del mismo, tener los portales abiertos, o las tiendas sin estar
debidamente protegidas.
De la prohibición vino la transgresión, y durante la segunda mitad del
siglo XIX poco a poco los mozos se fueron introduciendo en la carrera de las
reses; hasta el punto de que, a consecuencia de la permisividad gubernativa, la
participación popular fue alcanzando unas cotas que obligaron a que todavía
en el siglo XIX el Ayuntamiento de Pamplona elaborase los primeros bandos
regulando la participación en el mismo.
En aquellos años finales del XIX la costumbre era correr de tal manera
que se llegase con los toros a la plaza; y ya a partir del año 1901 nos
encontramos con los primeros montones en el callejón.
El recorrido del encierro ha ido cambiando en función de la ubicación de
la Plaza de Toros; así pues el recorrido actual se mantiene intacto desde 1922.
Hoy el encierro es el acto sanferminero más conocido en el mundo. A las
8 de la mañana, desde el 7 hasta el 14 de julio, millones de personas de todo el
mundo siguen en directo el desarrollo de esta carrera a través de la televisión.
ENCIERRILLO
Del 6 al 13 de julio, poco antes de las 23 horas, la
ciudad acoge uno de los ritos taurinos más desconocidos y más impresionante.
En ese momento los toros que han de ser lidiados al día siguiente son
trasladados desde los corralillos del Gas hasta los corrales de Santo Domingo.
Este recorrido de unos 440 metros se hace en absoluto silencio y con muy
poca luz, lo que le da un carácter mágico a este rito taurino.
El recorrido es el siguiente: corrales del Gas, calleja, plazuela del antiguo
matadero o de los pastores, calle de Errotazar, puente de la Rochapea, cuesta
del Molino Viejo, y corral del baluarte de la Rochapea. En este último punto los
toros pasan la noche para, desde allí comenzar el encierro a las 8 de la
mañana del día siguiente.
El encierrillo no es un acto público; sólo pueden presenciarlo aquellas
personas que han obtenido alguno de los pases gratuitos que distribuye el
Ayuntamiento de Pamplona.
FERIAS
Ferias de ganado. Se celebran en el mes de julio, al menos,
desde el siglo XIV.
FIESTAS
La presencia en Pamplona, en los siglos XII y XIV, de
sendas reliquias de San Fermín hicieron posible que entre los pamploneses la
figura del mártir y obispo de esta ciudad alcanzase unas cotas de popularidad y
de devoción insospechables. Esta circunstancia hizo que en 1386 dos de los
tres burgos que tenía Pamplona acordasen que ese mismo año se celebrasen
unas fiestas en honor a San Fermín, y que estas se celebrasen en torno al 10
de octubre, fecha esta en la que se conmemoraba la incorporación de San
Fermín, como obispo, en la sede pontificia de la ciudad francesa de Amiens.
Sin acabar el siglo XIV se tiene conocimiento de que eran ya los tres burgos
pamploneses quienes celebraban estas fiestas.
En el año 1591 se acordó trasladar las fiestas de fecha. La Iglesia
Católica había acordado que la festividad de San Fermín se celebrase el día 7
de julio; y en esas semanas de julio la ciudad celebraba también, por entonces
sus ferias. Así pués, unificándolo todo, y garantizando una mejor climatología,
desde ese mismo año de 1591 las fiestas se celebran en torno al 7 de julio,
iniciándose la víspera y finalizando en el día de la octava (día 14). Desde
entonces la ciudad celebra las “Fiestas y Ferias de San Fermín”.
FUEGOS ARTIFICIALES
Desde el primer año del siglo XVII la
pirotecnia, y más concretamente los fuegos artificiales, han estado presentes
en no pocos acontecimientos relevantes de Pamplona. Hasta esa fecha los
fuegos artificiales fueron prácticamente inexistentes, quedando la pirotecnia
relegada a sierpes, gigantes de fuego, y similares. Pese a ello la primera
referencia a los fuegos artificiales en las fiestas de San Fermín la encontramos
en 1595. Sin embargo es en la primera mitad del siglo XVII cuando los fuegos
artificiales en las fiestas pasan de ser un espectáculo ocasional a ser un
espectáculo habitual y tremendamente popular.
Hoy día será el espectáculo que más público congregue en la ciudad.
GIGANTES
Parece ser que las figuras de los gigantes fueron
concebidas inicialmente para la procesión del Corpus, y para participar en
comitivas religiosas. Los gigantes representaban figuras de reyes, y
generalmente danzaban en torno a Jesús Sacramentado o en torno a algún
santo, siempre como signo de sometimiento del poder político a la ley divina.
Los primeros datos que encontramos sobre la presencia de gigantes en
la procesión de San Fermín nos trasladan a la segunda década del siglo XVI.
En aquellos años eran de uso común los denominados “gigantes de fuego”.
Desde aquella época la ciudad ha conocido numerosas y variadas
comparsas. Entre 1780 y 1813 los gigantes no desfilaron por estar prohibidos.
Y es en 1860 cuando el Ayuntamiento de Pamplona decide encargar un nueva
comparsa, y de calidad, que es la que actualmente conocemos, obra del
arizkundarra Tadeo Amorena. Se trata de cuatro parejas de reyes (rey y reina)
que representan a Europa, Asia, Africa y América.
HEMINGWAY, ERNEST
(1899-1961). Escritor y novelista
estadounidense. Llegó a Pamplona, por primera vez, el 6 de julio de 1923 en
calidad de corresponsal en Europa del semanario canadiense Toronto Star.
Sus crónicas periodísticas y su novela “Fiesta” favorecieron la divulgación
internacional de las fiestas de San Fermín.
Hemingway fue galardonado en 1954 con el Premio Nobel de Literatura.
Visitó los sanfermines en un total de nueve ocasiones; la última de ellas en
1959. Se suicidó en el año 1961 en vísperas de los sanfermines.
MULILLAS, DESFILE DE
Una hora antes de que empiece la corrida, a
las 17’30 horas, desde la Plaza Consistorial sale a pie un curioso cortejo que
cada año despierta más expectación. Abren la comitiva dos caballeros vestidos
de negro, con capa y sombrero, montados a caballo. A estos les siguen dos
grupos de tres mulillas adornadas con cascabeles y banderolas, acompañadas
de 14 mulilleros. Y por último, cerrando el desfile, marcha la banda municipal
“La Pamplonesa”.
El recorrido es el siguiente: Plaza Consistorial, Mercaderes, Chapitela,
Plaza del Castillo (parada en el Café Iruña), Ezpoz y Mina, Duque de Ahumada,
Paseo de Hemingway, y Plaza de Toros.
Cuadrillas de mozos. Algo que desconoce la mayoría de los
pamploneses es que las peñas de Pamplona nacen en la Rochapea, en sus
huertas. Se les llamaba “jaraneros” a aquellos hortelanos de esa parte de
Pamplona que acostumbraban a subir en fiestas a la ciudad danzando y
cantando.
Posteriormente, ya en 1852, encontramos la primera referencia
documental sobre una peña con presencia en los tendidos de la Plaza de
Toros; aquella peña se llamaba El Trueno. Desde ese año, hasta nuestros días,
han sido decenas las peñas sanfermineras que han aparecido y que han
desaparecido. Las peñas que actualmente existen se llaman: Irrintzi, Donibane,
La Única, San Fermín, Anaitasuna, Aldapa, Oberena, Rotxapea, Alegría de
Iruña, Armonía Txantreana, Bullicio Pamplonés, Los de Bronce, La Jarana,
Muthiko Alaiak, Sanduzelai, El Txarko, y Mutilzarra.
Las peñas, con sus pancartas de tela y sus músicas, son hoy las que
mantienen la animación en las calles, día y noche.
PROGRAMA DE FIESTAS
Ya sabemos que las fiestas de San Fermín
siempre han tenido su programa, pero este se anunciaba antaño a través de
grandes carteles colocados en los puntos más visibles de la ciudad.
Pero es en 1881 cuando el Ayuntamiento de Pamplona, además de los
carteles, edita por vez primera, y en color, los programas de fiestas; entiéndase
los programas de mano, lo que nos permite conocer con todo lujo de detalle
todos los actos previstos.
Desde ese año el programa se ha editado ininterrumpidamente, con la
única excepción de los años 1937 y 1938, en los que la guerra forzó la
suspensión de todos los actos festivos de carácter no religioso.
SAN FERMÍN
Estamos, según dicta la tradición, ante el primer obispo
y el primer santo navarro. Habría que ubicarlo entre los siglos I y II después de
Cristo, cuando Pamplona era Pompaelo y estaba bajo el dominio de los
romanos. Dice la leyenda que Fermín era hijo de Firmus, un senador romano, y
que su familia se convirtió al cristianismo a través de la predicación de San
Honesto (discípulo de San Saturnino).
Fermín fue bautizado en la fé católica, y para los 24 años se dice que ya
fue consagrado obispo por San Saturnino. Murió mártir en la ciudad de Amiens
después de una larga labor de evangelización en el país galo.
Que nadie piense que San Fermín era negro, o morenico; el tono oscuro
que luce la imagen del santo se debe a la acción del humo de las velas durante
años, o siglos.
Y que nadie piense, tampoco, que San Fermín es el patrón de
Pamplona; este puesto recae sobre la figura de San Saturnino. San Fermín es
copatrón de Navarra junto con San Francisco Javier desde el año 1657.
SARASATE, PABLO
(1844-1908)
Violinista pamplonés de fama universal. Don Pablo Sarasate se ganó a pulso su presencia en la historia grande de los sanfermines. Estamos ante el primer embajador de Pamplona en el mundo. A pesar de su fama internacional como violinista, Sarasate siempre reservaba un hueco en su agenda para participar en las fiestas de San Fermín. Su llegada a Pamplona era el acontecimiento más importante de las fiestas; la ciudad entera salía a recibirle, se quemaban fuegos artificiales, toro de fuego, bandas de música… Él correspondía al entusiasmo de los pamploneses dedicándoles su primer concierto desde uno de los balcones.