17 hoteles literarios


Desde el mítico Chelsea Hotel en Nueva York hasta el Bauer, donde Thomas Mann escribió La muerte en Venecia...
Chéjov y Lautréamont murieron en una habitación de hotel.  También en una habitación de esas –en las que siempre se está de paso- hubo a quienes les sobrevino la iluminación literaria, como a Apollinaire o Joyce, e incluso algunos que protagonizan novelas, como fue el caso del Bauer, en el Lido de Venecia, que inspiró a Thomas Mann su novela La muerte en Venecia. Los hay emblemáticos, como El Elephant, en Weimar, que alojó a como Tolstoi  o Göethe. He aquí un recorrido por diez de los hoteles más literarios de la historia.


Plaza Hotel, Nueva York. Cuenta la periodista Nathalie de Saint Phalle en su libro Hoteles literarios que en este famoso lugar, ubicado entre la Quinta Avenida y la calle 59, Truman Capote, en medio de una fiesta gritó a los asistentes: “Puedo destrozar la vida de cualquiera en Nueva York si me da la gana. No soy un santo. Soy alcohólico. Soy drogadicto. Soy homosexual. Soy un genio”. Allí también se hospedaron, entre otros, Octavio Paz, Jorge Amado, José Ortega y Gasset o la impresionante y criolla Victoria Ocampo.
Relais Hôtel du Vieux, Paris. Su nombre original era el Beast Hotel. En realidad, del edificio original solo quedan las vigas. Originalmente, atestado de cucarachas y con electricidad robada, se convirtió en el refugio de la generación Beat : Gingsberg, Kerouac y Burroughs se contaban entre sus habituales. Hoy es un hotel de cuatro estrellas. En su Hotel NirvanaManu Leguineche que cuando cambió de propietarios, en 1992, “Gingsberg se presentó en París para comprar la puerta en la que se había fotografiado junto a un retrato de Rimbaud, y que la dueña se la regaló”.
The Oriental Hotel, Bangkok. Joseph Conrad se alojó en una de sus habitaciones, que actualmente se ofrece como la Suite Joseph Conrad para aquellos huéspedes que deseen dormir en la estancia que utilizó el autor de El corazón de las tinieblas. Por este hotel también pasaron Rudyard Kipling, Tenesse Williams, John Steimbeck, William Golding o Gore Vidal. ¿Cuánto cuesta dormir aquí? No lo sabemos con exactitud, pero a modo de referencia, pedir un sandwich al servicio de habitaciones cuesta 15 euros
Hotel Crillon, Paris. Ubicado en la plaza de la Concordia fue inaugurado en 1909, entre sus huéspedes más ilustres –y literarios- estuvo Arthur Conan Doyle, el creador de Sherlock Holmes.
Grand Hotel de Cabourg, Cabourg. Fue construido en 1855 y rehabilitado en 1907. Entre sus huéspedes más literarios destaca Marcel Proust quien lo retrató en su novela En busca de tiempo perdido como Gran Hotel de Balbec. La habitación de este hotel de la costa de Normandía en la que habitualmente se hospedaba el escritor se mantiene intacta un siglo después.

Hotel Ritz, Paris. “Cuando sueño con el más allá, con el paraíso, la escena se desarrolla en el Ritz de París”, escribió Ernest Hemingway, más que asiduo huésped del hotel parisino, en el que armó no pocas juergas con Scott Fitzgerald. Desde 1994 uno de los bares del Ritz lleva el nombre del novelista estadounidense. El poeta Jean Cocteau y Marcel Proust también fueron asiduos –y a veces problemáticos huéspedes- uno por los escándalos que montaba, el otro por sus manías.
Gran Hotel La Perla, Pamplona. Era el hotel de Ernest Hemingway, asiduo visitante de la ciudad, especialmente en época de Sanfermines. La habitación 217 (ahora es la 201) permanece exactamente igual. En la actualidad, posee una enorme biblioteca a disposición de sus huéspedes.

Chelsea Hotel, Nueva York. Su nombre da título a una de las canciones más hermosas y tristes de Leonard Cohen. Ubicado en 222 West y la calle 23, recibió a Arthur Miller cuando escribía Las brujas de Salem; a Sam Shepard, Dylan Thomas o  William Burroughs, que vivió allí en 1965. “Era un hotel sin problemas. Pasaban montones de cosas... asesinatos, suicidios, sobredosis", escribió el autor de Naked lunch.
Hotel Las Delicias, Androgué. En esta ciudad ubicada a 23 kilómetros de Buenos Aires existió, hasta 1950, el Hotel Las Delicias, que tuvo entre sus huéspedes a  Jorge Luis Borges. “En cualquier parte del mundo en que me encuentre -afirmaba Borges-, cuando siento el olor de los eucaliptus, estoy en Adrogué Los lugares se llevan, los lugares están en uno. Sigo entre los eucaliptus y en el laberinto, el lugar en que uno puede perderse. Y luego, en ese mismo Hotel Las Delicias, un gran salón de espejos infinitos. Muchos argumentos, muchas escenas, muchos poemas que he imaginado, nacieron en Adrogué…”.
Palacio Estoril, Estoril. La localidad portuguesa se convirtió durante la Segunda Guerra Mundial en hogar de la aristocracia europea y numerosos espías. Por este motivo no es de extrañar que Ian Fleming, cliente del hotel, se inspirara en él a la hora de escribir algunas de las famosas novelas de la saga de James Bond.
The Cadogan, Londres. En el exclusivo barrio de Knightsbridge, muy cerca de Hyde Park y del Palacio de Buckingham, este hotel ha sido testigo de aventuras de algunos de los personajes más ilustres del siglo XX. Allí, el escritor y dramaturgo Oscar Wilde, acusado de sodomía, fue apresado por la policía, el poeta John Betjeman da cuenta del episodio en el libro El arresto de Oscar Wilde en el Hotel Cadogan. Luego de la prisión marchó a Francia, se alojó en el Hotel D`Alsace y escribió La balada de la cárcel de Reading. Allí murió en 1900.
Fairmont Le Montreaux Palace, Monteaux. El escritor ruso Vladimir Nabokov, autor de Lolita, convirtió el hotel suizo en su residencia, desde donde podía disfrutar de unas espectaculares vistas sobre el lago de Ginebra y los Alpes.
Pera Palace, Estambul. Convertido en destino preferido para muchos escritores durante la primera mitad del siglo XX, este hotel -y en concreto la habitación 411- sirvió de fuente de inspiración de Agatha Christie para escribir la célebre novela Asesinato en el Orient Express.
Grand Hotel et de Milán, Milán Inaugurado en 1863, numerosas personalidades vinculadas al mundo de la música se alojaron en sus estancias: Giuseppe Verdi, Giacomo Puccini o María Callas. Entre los escritores que lo eligieron estuvo el aristócrata y excéntrico Gabriele D'Annunzio, poeta, novelista y cuentista.
Hotel Elephant, Weimar. Göethe, junto a otros intelectuales de su tiempo como Thomas Mann, se reunían con frecuencia en este histórico establecimiento, cuyo edificio data del siglo XVII.
Algonquin Hotel, Nueva York. En los salones de este hotel neoyorquino solían reunirse los miembros del grupo la Mesa Redonda, que contó con la participación de escritores y periodistas  que contribuyó a la creación de la revista The New Yorker. Entre ellos, se encontraba, Scott Fitzgerald, que se alojó en diversas ocasiones en el edificio.
Concorde Lutetia, París. No hay acuerdo al respecto, hay quienes dicen que James Joyce escribió parte del Ulises en este hotel construido en 1910; otros que se trató más bien de Finnegans Wake. También Rainer Maria Rilkedescansó en una de sus habitaciones, así como André Gide. Françoise Sagan sentía tanto gusto en sus habitaciones, que lo convirtió en su residencia durante dos años.