Hasta siempre, Conchita.

El pasado 26 de Julio despedíamos a Conchita Guerendiáin Larráyoz, la menor de las nueve hermanas de una familia que dejó huella y marco la vida y gastronomía de Pamplona y sin duda, de nuestro hotel. Las Pocholas, como pasarán a la historia, siguieron lealmente el consejo que les dejó su madre antes de morir: "No os separéis, montad un negocio juntas y cuidaros las unas a las otras" Y así lo hicieron, abrieron un restaurante, "El Hostal del Rey Noble", el 20 de abril de 1938 al que cada una aportó lo mejor de sí misma en un negoció que prosperó durante muchos años y que se convirtió en un referente para la gastronomía Navarra. Su trabajo, esfuerzo y dedicación dieron sus frutos y la popularidad de su cocina trascendió de los fogones del nº 6 en el Paseo Sarasate. Y a pesar de que en el año 2002 colgasen en su puerta Josefina, Rosalía y Conchita un discreto cartel de "No está abierto", todos recordamos su cocina tradicional como algo único y sus vidas como un ejemplo de coraje, entrega y pasión.

Con nosotros siempre tuvieron una relación muy estrecha y cercana y tal es nuestro cariño y admiración hacia ellas que en el año 2007 decidimos en nuestro hotel como homenaje a su trabajo, recrear dicho "Hostal del Rey Noble" en nuestro restaurante con el apoyo de Josefina, Paquita y Conchita, quienes nos cedieron parte del mobiliario original de su restaurante así como recetas de sus conocidos y riquísimos platos. Aunque actualmente no se puede mantener nuestro deseo inicial de preservar la esencia del mítico "Hostal del Rey Noble", ya que es Álex Múgica quién se encarga de llevar las riendas de la cocina del restaurante del Gran Hotel La Perla, nunca olvidaremos la generosidad de unas hermanas que seguiremos a día de hoy queriendo y admirando. Y no dejaremos de hacerlo nunca, además, porque un inmenso cuadro que las retrata en la entrada de nuestro restaurante nos recuerda a quienes compartimos tanto con ellas y a quienes pasan por allí, que son personas que hicieron algo grande con lo pequeño de cada día, con perseverancia, sacrificio y servicio a los demás. Agradecemos enormemente su valentía de emprender en aquella época difícil porque el legado que nos dejan es inmenso. Siempre estaréis con nosotros en ese rincón especial y a quienes pasen por aquí y quieran conocer vuestra apasionante historia, se la contaremos con una gran sonrisa y orgullo, porque tuvimos una gran suerte de ser vecinos y amigos.

¡Gracias, gracias y gracias!