La mejor faena

HABITACIÓN 105 


- “Madre, quédate tranquila, esta tarde he hecho la mejor faena de mi vida”; con estas palabras, desde esta misma habitación, comunicaba a su madre por teléfono Manuel Rodríguez “Manolete” aquella tarde sanferminera de 1947 lo que él había sentido. Había toreado mejor que nunca; así lo creía él, y así lo creían también los aficionados, los críticos, y sus incondicionales seguidores que esa tarde le vieron manejar el estoque y la muleta.




Detrás de esa tarde de gloria, inolvidable para su protagonista, lo que hubo fue unas horas de soledad, de recogimiento, de oración ante esa capilla provisional dedicada a la advocación de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder. Todo esto sucedía en esta habitación. La que siempre tuvo cuando toreó en Pamplona.