Era el 1 de abril de 1993, hace hoy exactamente un cuarto de siglo, cuando fallecía en Pamplona don Juan de Borbón y Battenberg, hijo del rey Alfonso XIII y padre del rey Juan Carlos I. Se apagaba ese día la vida de una persona que representaba ese histórico paréntesis que vivió la monarquía española sin estar una república detrás de ello. Hijo de rey y padre de rey… sin él reinar.
Se apagaba también ese día la figura de un personaje que el destino quiso que su historia se uniese a la del Gran Hotel La Perla, un establecimiento del que él fue “empleado”, al menos así lo acreditaba la documentación falsa que aquél 31 de julio de 1936 presentó en el puesto fronterizo de Dancharinea; así lo acreditaba igualmente el buzo que vestía cuando fue retenido en el Parador Nacional de Burgos cuando se disponía a incorporarse al frente de batalla en la recién estrenada contienda civil. En este hotel, en el Gran Hotel La Perla, fue recibido clandestinamente por un grupo de monárquicos; en una de sus habitaciones se alojó, y su presencia en esta fue denunciada ante las autoridades por los vecinos carlistas del balcón inmediato al suyo. Toda una rocambolesca historia que, como tantas otras, no sabemos hasta qué punto sirvió entonces para cambiar el ritmo y el rumbo de aquellos tiempos convulsos.
Todo este entramado que configura el binomio don Juan de Borbón y el Gran Hotel La Perla fuerecompuesto minuciosamente y con datos inéditos a principios del siglo XXI por parte de un recepcionista del propio hotel, trabajo este que la familia propietaria de La Perla tuvo oportunidad de enseñárselo al propio don Juan en la Clínica Universitaria de Navarra durante las últimas semanas de vida de don Juan, Conde de Barcelona, recibiendo de este una emotiva confirmación.
No es casual que el Gran Hotel La Perla tenga hoy un pequeño salón dedicado a este personaje de la Casa Real; ni es casual que en ese salón haya una fotografía y un libro por él dedicados. Son, en definitiva, historias que se entrecruzan, y que hoy, con tan redonda fecha de triste aniversario, es una buena excusa para recordarlas. Un capítulo, doblemente real, de nuestra historia.