¿Ha visto usted a Juan Belmonte?

HABITACIÓN 103


Si alguien había guasón ese era el matador de toros Juan Belmonte. Y sino que se lo pregunten a aquella empleada del hotel natural de un pueblo del norte de Navarra en donde sólo se hablaba la lengua vasca, y que tenía sus dificultades para entender el castellano.




Sucedió en una ocasión, allá en los años veinte del pasado siglo, que Juan Belmonte prendado de la gracia y de la inocencia de aquella camarera se acercó en varias ocasiones a ella preguntándole siempre si había visto al torero Juan Belmonte, o sea, a él mismo. La ingenua empleada le contestaba una y otra vez lo mismo, que no conocía al matador y que, en consecuencia, no podía darle señal alguna sobre el mismo. Estando ya un poco cansada de tan reiterado y absurdo interrogatorio coincidió que, estando cerca del torero, otra empleada de La Perla le indicó que aquél era el afamado Juan Belmonte; inesperado descubrimiento que provocó tanto su sorpresa como su enfado.



El socarrón personaje que ocultaba su identidad volvió a acercarse a la camarera burlada y, una vez más, le hizo la misma pregunta: “Por favor, ¿no habrá visto por aquí al torero Juan Belmonte?”. Ella, expresándose como mejor pudo, cambió su habitual contestación, y le dijo: “No, no le he visto. Estoy segura de ello, porque si le hubiera visto no se me olvidaría persona con semejante barbilla tan prominente”, exagerando así, irónicamente, el defecto que el torero presentaba en su rostro.