San José María Escrivá


José María Escrivá de Balaguer (1902 – 1975) fue sacerdote, fundador del Opus Dei (1928) y santo de la Iglesia Católica desde el año 2002.

Ingresó en el seminario en 1918, recibiendo la Ordenación Sacerdotal siete años más tarde, un 28 de marzo de 1925. En 1927 se traslada a Madrid para hacer la tesis de su doctorado en la carrera de Derecho.



En la capital de España sintió la llamada de Dios para abrir un camino dentro de la Iglesia que difundiese en todo el mundo la llamada universal a la santidad. Es así como en 1928 funda el Opus Dei, si bien esta organización no se materializa como fundación hasta 1935.

 En 1934 es nombrado miembro del Consejo Nacional de Educación.





Finalizada la guerra, obtiene en 1940 el título de doctor en Derecho, a la vez que recupera su puesto de profesor de Ética y Deontología en la Escuela Oficial de Periodismo.

Se traslada a Roma en 1946, en donde un año después obtiene el título de prelado doméstico de Su Santidad, recibiendo desde ese momento el trato de monseñor; y las gestiones realizadas durante ese año y 1950 le permiten obtener para el Opus Dei la aprobación como Instituto Secular.

Es nombrado miembro honorario de la Academia Pontificia de Teología. Doctor en Teología por la Pontificia Universidad Lateranense.

Fallece en Roma el 26 de junio de 1975. Se introdujo su causa de beatificación en 1981, y en mayo de 1992 el papa Juan Pablo II procedió en la Plaza de San Pedro a nombrarle beato. El 6 de octubre de 2002 era canonizado por el mismo pontífice ante una multitud inmensa. La festividad

San Josemaría Escrivá de Balaguer al estallar la guerra de 1936-1939 tuvo que salir de España, y lo hizo por Navarra. Pernoctó en el Hotel La Perla, y al día siguiente se entrevistó con el Obispo de Pamplona quien tuvo el detalle de recogerle al futuro santo su sotana y sus pertenencias religiosas, y cambiársela por ropas normales que le permitiesen camuflar su condición de religioso. Cuando, ya finalizada la guerra, San Josemaría regresó de nuevo a España; el 2 de diciembre de 1942 hizo una nueva visita a Pamplona –alojándose en La Perla una vez más (habitación nº 48)-, y se encontró con la sorpresa de que el Obispo de Pamplona todavía le guardaba aquellas pertenencias que un día le recogió.