Orson Welles, habitación 104


Podríamos definir al estadounidense Orson Welles (1915–1985) como actor, director, guionista y productor cinematográfico.
Tiene en su haber una larga lista de películas dirigidas por él (en algunas de ellas interviene también como actor) que le convierten en uno de los más prestigiosos directores de cine.
Brilla con luz propia, de forma muy especial, su película Ciudadano Kane, estrenada en 1941, y considerada como la mejor película de la historia de Hollywood; este film fue galardonado en 1971 con un Oscar Honorífico al “mejor guión original”. El American Film Institute reconoció a esta película como la mejor de la historia del cine americano.

Suyas son también películas como The Magnificent Ambersons (1942), El extraño (1946), La dama de Shanghai (1948), Macbeth (1948), Othello (1952), Mr. Arkadin (1954), Sed de Mal (1958), El proceso (1962), Campanadas a media noche (1966), Fraude (1973).
Welles, con su talento, representa todavía hoy un prodigio de la técnica y de la narrativa cinematográfica. En la película Sed de Mal nos deleita con una secuencia inicial ininterrumpida de varios minutos de duración que se ha valorado como “un dominio total de la puesta en escena y de organización de los movimientos como solo un cineasta de su categoría podía conseguir”. Pero lo cierto es que en cualquiera de sus producciones encontramos detalles que son todo un alarde de su gran talento.

Panel de la habitación de Orson Welles

Orson Wells encontró en Pamplona, y más concretamente en sus fiestas de San Fermín, un buen escenario para algunos de sus rodajes como es el caso de la película Campanadas a media noche, o de El Quijote (película inacabada). Welles tenía en el Hotel La Perla su cuartel general, lo mismo a la hora de comer y dormir, como a la hora de organizar algunas de las escenas.

Año 1954 - Orson Welles sentado junto a la puerta del Hotel La Perla con unos amigos.
No se sabe si fue una de las consecuencias de los problemas económicos que tuvo en sus rodajes a la hora de la financiación, o si fue un simple despiste, pero lo cierto es que la última vez que estuvo en el hotel en los años sesenta dejó su factura sin pagar.