Tras el fallecimiento en 1885 del rey Alfonso XII, y teniendo en
cuenta que su sucesor, el futuro rey e hijo póstumo Alfonso XIII, todavía era
menor de edad, la corona española recayó sobre su segunda esposa, Mª Cristina,
que ejerció de Reina Regente.
Foto: Historia |
Durante la tarde de aquella jornada la reina Mª Cristina salió a
pasear por las calles y plazas de la ciudad en un coche de caballos. Entre las
paradas que hicieron estaba la que hizo a la Fonda La Perla para visitar y agradecer
la labor del equipo de cocina.
Se da la circunstancia de que en la parte alta de la calle
Chapitela, junto a La Perla, se había erigido uno de los arcos ornamentales que
daban la bienvenida en la ciudad a la reina. Y en la misma esquina de la fonda
el Ayuntamiento tenía colocado un cartel, hecho en la imprenta de J. Lorda, en
el que bajo el gran titular de “Pamploneses” se exhortaba a los vecinos a
recibir a la “augusta Señora que rige nuestra Monarquía” con el tradicional
respeto y hospitalidad que en estas ocasiones caracterizaban a los pamploneses.