Resurrección María Azkue


Sacerdote(1864-1951), escritor, publicista, literato, conferenciante, folclorista, músico, y lingüista. Llegó a ser miembro numerario de la Real Academia de la Lengua Española, y presidente de la Academia de la Lengua Vasca. 

Considerado como uno de los “patriarcas” de la cultura euskaldún y, sobre todo, promotor de la narrativa vasca a la que aportó, entre otras cosas, la creación en 1897 del semanario “Euskalzale”. Autor de la primera gramática vasca, así como de numerosos trabajos de investigación sobre esta lengua, destacando de forma especial su labor de recuperación de canciones.

A lo largo de su vida Azkue trabajó intensamente para conseguir que el euskera fuese una lengua escrita y leída. Sus biógrafos destacan de él que, si se dedicó a la narrativa, lo hizo más “por ampliar la pequeña biblioteca vasca, para que el euskera pueda contar con lectores, al igual que las otras lenguas”, que por satisfacer su anhelo de contar historias.

En el terreno de la tradición oral, en el que Azkue fue considerado como uno de los grandes recopiladores de la sabiduría popular, este sacerdote vizcaíno nos legó dos magnas obras en las que quedó recogido el trabajo de toda una vida: el Cancionero popular, y Euskalerriaren Yakintza (Literatura popular del País Vasco). Tanto la música como el sacerdocio estuvieron presentes siempre en todas las facetas de su vida.

Panel de la habitación de Resurrección María Azkue
El padre Resurrección Mª Azkue se alojó en el Hotel La Perla, al menos, el 27 de mayo de 1936, cuando contaba con 70 años de edad, en donde pernoctó dos noches, y también el 24 de junio de 1950, con 86 años, en la habitación 75. En esta última ocasión acudió a Pamplona en calidad de presidente de la Real Academia de la Lengua Vasca, para presidir esa tarde la sesión de esta institución en el Salón del Consejo Foral, bajo el Patronato de la Diputación Foral y con la colaboración de la Institución Príncipe de Viana, en la que se nombra “Académico de Número” a Manuel Lecuona. La prensa provincial se hacía eco de la presencia en Pamplona del “doctísimo e infatigable” Resurrección Mª Azkue, “cuya actividad no rinden los años”.